miércoles, 28 de enero de 2015

Gerardo

Ya era la cuarta vez que abría la heladera en menos de media hora. Gerardo estaba aburrido, ya sabía cuantos pasos le tomaba llegar del sillón a la heladera y por alguna razón, el camino de vuelta le tomaba un paso más. Obviamente no estaba contando los pasos que le tomaba darle la espalda a la heladera ¿qué clase de idiota haría eso? Gerardo sabía que podía ser neurótico, lento, obsesivo, prejuicioso, tosco y, curiosamente, bastante afable los lunes y los miércoles, pero nunca un idiota.

Cuando terminó su recorrido y se sentó de nuevo, bajaron con el todos los pensamientos que le carcomían el cerebro. El paso extra parecía el más molesto al principio, hasta que se acordó de la hija de puta de la heladera y como siempre estaba casi vacía, una heladera tercermundista completamente diferente a la de los catálogos que siempre están llenas de todas esas cosas que no come pero llenas al fin.

De a poco se dormía y se hundía en todas esas cosas que le molestaban. De a poco su cuerpo entraba en modo automático, él estaba perdido en su mente y no podía prestarle atención a como movía su pierna, como respiraba ni como cerraba los ojos. ¿Por qué carajo caminaba un paso más? ¿Por qué no se acordaba de haber cocinado la mitad de las cosas en la heladera?¿Cómo es que nunca se vacía pero tampoco se llena?¿Cuándo dejó de hablarle su perro?¿Cómo le dicen al color salmón las personas que no conocen el salmón?¿Qué gusto tenían las primeras palabras?

Lo absurdo de las preguntas lo despertó de golpe y por quinta vez fue del sillón del escritorio a la heladera, contando uno a uno los pasos hasta llegar a  los mismos veintitrés de siempre. Abrió la heladera, miró con desagrado los dos tachos con arroz que nunca cocinó, la botella de vino con gusto a vinagre y el inexplicable pastel de pájaro dodo que ponía en duda todo lo que sabía de historia.

Cerró el portal de ese infierno helado, se dió vuelta y empezó a contar los pasos, uno, dos, una brisa apagó el cigarro que llevaba en la mano, nueve, diez, ¿cuándo había empezado a fumar? dieciséis, diecisiete, si pudiera encontrar el teléfono llamaría al delivery, veintitrés, veinticuatro, veinticinco. ¿Veinticinco? Un paso puede ser un error de su parte, ¿dos? no. Dos pasos no podían ser un error, pasó casi toda su vida caminando y no podía equivocarse de esa manera en algo que hacía de forma tan natural. Algo raro estaba pasando y Gerardo iba a tener, al fin, algo en que ocupar su tiempo.

viernes, 26 de julio de 2013

El prisionero - Parte 1

Los años lo habían privado de recuerdos, lo volvieron un eterno presente con el recuerdo de un arrepentimiento y nada más.
Sin un pasado que recordar, nunca sabría la causa de su tormento, de su increíble pecado sin rostro que lo acosaba en sueños. Él, si realmente era un "el", existía solo entre los muros de sus prisiones, y la carne y las piedras encierran de la misma manera.

¿Quién era Él? Para sus carceleros era historia y olvido viviente, para sus enemigos era esa sensación de haber dejado una ventana abierta que les quitaba tranquilidad, para quienes lo amaban,si pudieran recordar, era una promesa rota.

Pero Él nunca iba a recordar. Su día era eco del anterior, preguntarse sin responderse, añorar sus memorias que temería en la noche. En sus sueños era de sus recuerdos que huía, corría sin mirar hacia atrás. La distancia calmaba su dolor pero aumentaba su curiosidad y con esta su angustia.

Cuando tomaba ventaja, encontraba un pequeño y amargo paraíso, un lugar en sus sueños donde no le temía a la memoria, un sueño que en comparación, transformaba sus días en pesadillas.

lunes, 8 de julio de 2013

La Saga de Rosco - Historia de Pando.

Fragmento de un libro de historia contemporánea:

Pando es la primera y única ciudad extraterrestre del Uruguay y el mundo orbitando la Tierra a una distancia menor a la de la Luna.

Pando visible sobre el horizonte Montevideano.

Originaria del departamento de Canelones, Pando sobrevivió el Año del Fuego gracias al uso de un domo de cristal que fue confiscado durante la Guerra de la Luna por Tabaré Vazquez. Este mismo domo fue el que les permitió sobrevivir en el espacio luego del intento fallido de replicar los experimentos de hipermagma del ex presidente Washington Abdala durante los años de las rebeliones feudales de los 19 departamentos después de que la explosión de hipermagma los arrojara hacia la estratósfera.

Hoy en día Pando es uno de los principales centros turísticos del Dominio Uruguayo, una metrópolis galáctica con visitantes de todas partes del planeta, gracias a estos ingresos es que mantener una población en Pando se volvió algo viable. Debido a la actividad turística y la lejanía del gobierno central, Pando ha visto crecer en sus calles un gran número de casinos, burdeles y actividades ilegales.

En los últimos años, la actividad del M.S.P. (Movimiento Separtista de Pando) ha cobrado mayor fuerza tanto en la ciudad como en Montevideo y el resto del Uruguay.


miércoles, 15 de mayo de 2013

Sueño Raro

El sueñó empezó conmigo moviendome por una jungla como una especie de Tarzan. De repente me encuentro con un grupo de ancianos sabios con la piel azul y tatuajes tribales en pintura blanca. Me les acerqué con intención de atacarlos, pero ellos me detuvieron y me enseñaron su palabra.

Redujeron nuestros concientes, me mostraron el mundo desde lugares cada vez más chicos. En un momento yo era del tamaño del polen y veía como se clavaba en la piel de alguien, como la piel se movía para que el polen quede atrapado en ella (en el sueño le decía polen, pero parecía más bien un abrojo).

Me hicieron más y más chico hasta mostrarme el vacío que existe entre los átomos donde, según ellos, puede existir otro universo separado al nuestro y que si comprendemos la inmensidad del mismo desde el lugar más chico, podemos adueñarnos de ellos y ser dioses de nuestros universos.

Cuando me sacaron del trance, una horda de creaturas invadió el lugar, destruyendo el templo (ahora hay un templo) y matando a los ancianos. Mientras morían, me preguntaron como pude hacerles eso después de lo que me mostraron y les dije: Tontos, con toda su sabiduría no pudieron ver que mi sola llegada anunciaba su fin.

lunes, 13 de mayo de 2013

Papá ¿Cuándo Comemos?

Los platos vacíos, los niños inquietos, pronto estarían llenos. Con sus manitos agarrando los cubiertos miraban incrédulos a su padre que a su vez, nervioso y sudando les devolvía a los dos la mirada. Pensaban que ya habían superado esta situación la Navidad anterior, que todo había quedado atrás.

Intercambiaron miradas, eran los únicos que quedaban de lo que una vez fue una familia de seis hermanos, desde que empezó la tradición, usaron a su favor el ser los más chicos, sus hermanos nunca los vieron como una amenaza.

La luz fría hacía del ambiente más tenso, no sabían si el color pálido enfermizo que habían adoptado era culpa de las lámparas o de la espera. Su padre seguía observando, tratando de calmarse. ¿Por qué estará tan nervioso? se preguntó Carlitos, aunque en el fondo sabía que su padre temía que el sobreviviera, Joaco siempre fue el favorito.

Las manchas en las paredes les recordaban a sus hermanos, a  Damián y sus pavadas, como Nadia les dibujaba animalitos, Marcos, que nunca se pudo llevar bien con Joaquín, cuatro días estuvo enfermo de la barriga después de su muerte y Juani, del que no se acuerdan mucho, fue el primero en morir y ellos eran chicos.

A Joaquín le rugía la panza, hacía dos días que se miraban sin hacer nada más que esperar y a su forma, despedirse. Los dos tenían hambre, pero no podían desobedecer a su padre, no podían comer sin que les diera permiso, se sienten muy orgullosos de su obediencia. ¿Era hora de comer? Es difícil darse cuenta, apenas podían distinguir los rasgos de su padre al otro lado del vidrio ahumado que separaba la cocina del cuarto de papá.

Esta era la última vez para cualquiera de los dos, y fuera cual fuera el resultado, la libertad los esperaba. Vivo o muerto, ya no habría más violencia en la vida de ninguno.

Perdieron a su padre de vista y escucharon ruidos venir de la puerta blindada. Pronto, uno de ellos estaría muerto y serviría para alimentar a su hermano. Muy lentamente su padre entró a la cocina, traía dos paquetes envueltos en papel blanco, raro. Apretando cada vez más fuerte los cubiertos, se preparaban para escuchar la orden, niños, es hora de cenar, las palabras resonaban en sus cabecitas.

Pero un olor extraño invadió la cocina, provenía de los paquetes. Su padre los apoyó sobre la mesa, los abrió frente a ellos y no podían creer lo que veían, comida. Confundidos, miraron a su padre. ¿Sería posible que los dos pudieran vivir en libertad?

"Chicos", dijo su padre "este año celebramos, relájense, no es necesario que peleen, es necesario que se alegren, que festejen. Mamá está embarazada".

Tan pronto, terminó de hablar, los chicos empezaron a llorar.

jueves, 25 de abril de 2013

Hamsters

Como todos sabemos, las mascotas le pueden enseñar mucho a un niño, son más que un compañero de juego, son una lección de vida en potencia. Muchos padres pretenden que sus niños aprendan responsabilidad cuidando a sus mascotas. El perro, mascota por excelencia de el hombre, parece ser el que mejor cumple esta función, el niño aprende, genera un lazo empático y con el tiempo, se prepara para decirle adios a su compañero y así aprender sobre la muerte.

Otras mascotas no sirven para aprender sobre el fin de la vida, por ejemplo, considerando el tiempo que pueden vivir las tortugas, algunos biólogos y sicólogos creen que las tortugas son las que en realidad tienen dueños para aprender ellas sobre la muerte, los humanos y los reality shows en general.

Pero mi intención no es hablar de esas mascotas, no. Hay un tipo de mascota que con el solo acto de comprarla, un padre le está queriendo transmitir a su hijo todas las amarguras y tristezas de la vida, hacerle comprender que se nace en la cima y te apresuran por la bajada, nada es eterno, la felicidad es efímera, la madre de Bambi está muerta, Dios está muerto y los Simpsons ya no son graciosos.

Este capítulo tiene 17 años.

No es un tipo de perro, no es un pez o algún tipo de pajaro deprimido, ni siquiera el gran tirano y déspota que puede ser un gato. Hablo de los hamsters, esas pequeñas bolas de miseria roedora que atraen la desagracia como las putas a Charlie Sheen.

Nunca tuve un hamster, pero nunca escuché una historia de hamster que terminara alegremente, cada vez que alguien dice "tenía un hamster" inmediatamente pasa a contar como se le murio trágica, accidental y dolorosamente. Mientras que muchas historias de perros terminan en "y el pobre se puso viejito", las de hamsters varian entre "desapareció y lo encontramos en la aspiradora", "me di vuelta y lo aplasté durmiendo la siesta", "papá hamster se comió a sus crias", "nos fuimos unas horas y apareció duro y deshidratado" o "el perro le arrancó la cabeza" (probablemente marcando su superioridad en lo que a ser mascota se refiere).

La existencia del hamster es terrible, una vida de engaños y conformismo, formar una familia que probablemente trate de matarlo mientras duerme en su pequeña jaulita y una rueda de ejercicio para recordarle lo que debería ser su vida es la única alternativa que tienen a enfrentarse a un mundo donde el peligro acecha en cada esquina en forma de aspiradoras, perros y championes converse, la metáfora perfecta del hombre moderno.

Mientras que con la muerte de su querido perro un niño aprende que no todo en la vida es para siempre (ni siquiera la vida misma), del hamster aprende que la muerte es inevitable, llega más temprano que tarde y probablemnte sea dolorosa, inesperada y humillante y por si fuera poco, motivo de risa con el pasar de los años.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Algo de colores.

Hay colores que son unos hijos de puta y saben bien que les estoy hablando.  El verde en particular se destaca, engaña y es traidor, vende cosas que no tiene. Y cuando se junta con otros tonos y sobran verdes, señalan, y te hacen acordar que sin lluvia no hay rayos y le dan vida a muertos que no se quieren levantar.

El blanco, puede decir muchas cosas, pero se mancha y eso no lo tapa con nada. Eso si, lo que no te dice, es que cuando se junta con el azul, puede hacer cosas terribles.

Del amarillo no se, mejor ni hablemos.

Y claro, saben que por más hijos de puta que sean, los extrañamos.