lunes, 23 de abril de 2012

La Saga de Rosco - Fall of Abdala

El calor inhumano agotaba sus ánimos, la vigilancia constante de los cyberblandengues agotaba sus almas, El Turco reía. Era cuestión de tiempo, en pocos minutos Abdala lograría el cometido de una vida, ser el primer presidente en domar lo indomable, el salvaje hipermagma que corre por las venas del mundo.

Una gota de sudor cayó de su frente y desapareció en el aire antes de tocar el suelo, clara seña de que su objetivo estaba cerca. "Más rápido" le gritaba a sus escalvos desde el alto parlante, la ansiedad lo consumía, esta fuente de energía y la promesa de un nuevo metal era lo que precisaba para llevar al Dominio Uruguayo a su debido lugar en el orden mundial. No más represión de los Caballeros de la Órden Cimarrónica, el pueblo uruguayo no seguiría ninguna regla, no, las impondría.

- Señor presidente, estas lecturas están fuera de control, eh.
- ¡Déjeme ver eso!
- Le sugiero que detenga la excavación, eh, hemos cavado muy profundo.
- ¡Yo le diré cuando sea muy profundo!
- ¡Señor, su ambición nos matará a todos!
- ¡Mi ambición nos salvará! ¡Caven más rápido! ¡Doble ración si terminan hoy!

Los esclavos apresuraron el paso, la promesa de polenta reanimó sus frágiles cuerpos, pero no por mucho.

- ¡Señor, a este paso será imposible mantener estable el hipermagma! ¡Eh!
- Conozco los riesgos, sigue haciendo tu trabajo Toto.
- Lo lamento señor, pero no puedo permitir que ponga en riesgo a toda esta gente, eh.

Da Silveira tomó su ballesta y disparó, "Toto..." suspiró Abdala con ojos vidriosos mientras caía al pozo de esclavos.

El trabajo de una vida se desvanecía frente a sus ojos, la vida dejaba su cuerpo como los esclavos abandonaban las instalaciones y el pasaría a la historia como el salvador que no pudo ser, alguien tomaría su lugar y se llevaría toda la gloria ¿Toto tal vez? El Turco cerró los ojos...

"¡No!" gritó con el aliento que aún le quedaba, mientras quedara vida en su cuerpo terminaría el trabajo, tomó el pico de un esclavo y con todas sus fuerzas golpeo el piso debajo de el. Los muros comenzaron a sacudirse, las instalaciones se desplomaban a su alrededor, cayó al suelo y vio, por un instante antes de ser devorado por las llamas, su preciado hipermagma...

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